viernes, junio 01, 2012

Los tres cerditos

Había una vez hace muchos, muchos años tres cerditos que vivían con su mamá. Pero se estaban haciendo muy grandes y ya casi no cabían en la casa, así que le dijeron a su madre que no se preocupase, que iban a hacer unas casas estupendas.
El primero encontró un montón de paja, se puso manos a la obra y terminó su casa enseguida.
Un día llego el lobo y le dijo:
-Cerdito, cerdito, déjame pasar.
-No, no que me comerás.
-Pues si no me dejas entrar, soplaré, soplaré y la casita derribaré.
Y el lobo sopló y sopló y la casita voló por los aires, el cerdito hecho a correr, se escondió y fue a refugiarse a casa de uno de sus hermanos.
Este había hecho la casa con palitos y ramitas, era un poco más solida, estaban bien allí hasta que un día aparecio el lobo.
-Cerditos, cerditos, dejadme pasar.
-No, no que nos comerás.
-Pues si no me dejáis entrar, soplaré, soplaré y la casita derribaré.
Y soplo, y soplo, pero la casa parecía resistir
-Soplaré más fuerte aún.
Con semejante soplido, los palitos comenzaron a temblar y los cerditos salieron corriendo justo antes de que se desmoronase, se escondieron del lobo y fueron a casa de su hermano, que la estaba haciendo con ladrillos y cemento.
Podéis quedaros conmigo, pero tendréis que ayudarme no vaya a ser que no hayamos acabado para cuando venga el lobo.
Ya tenían la casa casi acabada, solo faltaba pintar por dentro cuando un día llegó el lobo.
-Cerditos, cerditos, dejadme pasar.
-No, no que nos comerás.
-Pues si no me dejáis entrar, soplaré, soplaré y la casita derribaré.
Y soplo, y soplo, pero la casa parecía resistir.
-Soplaré más fuerte aún.
Y sopló, y sopló, pero la casa resistió.
-Soplaré más fuerte aún.
Pero por mucho que sopló la casa aguantó.
-Cerditos -dijo el lobo- se donde hay muchos manzanos cargados de manzanas, mañana vendré a buscaros a las nueve de la mañana y os lo enseño.
Los cerditos fueron a buscar manzanas a las siete con lo que a las nueve ya estaban en la casa e incluso dejaron fuera un cesto lleno de manzanas para el lobo.
El lobo, cuando le dijeron que ya habían ido, les dijo que había una feria y que iba a buscarlos a las siete de la mañana.
Los cerditos fueron esa misma tarde y se compraron una gran olla para cocer nabos.
Cuando llegó el  lobo y le dijeron que ya habían ido, decidió entrar por la chimenea, pero, como tenían puesta la olla para preparar los nabos para el desayuno, el lobo se quemó y salio corriendo y no volvió a molestar a los cerditos ;-)
Hay muchas versiones de este cuento, pero está es la mía particular, la que le cuento a Eva y que, por algún motivo que desconozco, es su cuento favorito.
Si quereís saber más aquí tenéis información del mismo